Este post pertenece a la nueva categoría «La Comunidad de CREANDO al habla». En esta categoría respondo mediante un post a las preguntas que me envían mis suscriptoras y suscriptores.
“…La verdad es que tenía algunos proyectos antes de llegar a ti, que me ayudaste a continuar con lo que estaba por abandonar (mil gracias por la motivación con tus mails bisemanales). Quería comentarte que estaba trabajando en una novela corta (o novela, no estoy seguro).
En un principio ésta no tenía un destino, estaba un poco desorientada. La abandoné casi por un año y medio. Hace un par de meses vinieron a mí muchas ideas que podía entregar a la novela, lo que le dio un nuevo objetivo.
Pero la verdad es que aún con todo lo que agregué y quisiera agregar… su escritura no me llena. Es decir, no disfruto escribiéndola; pienso que si no disfruto escribiéndola, nadie disfrutaría leyéndola.
He pensado en dejarla de una vez por todas, pero lo que me mantiene considerándolo es que tengo aproximadamente la mitad de ella. Trabajo en ella muy poco, escribo otras cosas antes de concentrarme en la misma.
¿Me darías tu consejo? ¿Qué podría hacer?
¿Debería abandonarla o continuar en ella?
Santi – Guatemala
Gracias por tu pregunta Santiago sobre tu nuevo proyecto.
A veces es difícil distinguir cuando tenemos miedo a terminar un proyecto y cuando la idea de aquel proyecto nos ha abandonado.
Yo te aconsejo empezar por revisar la primera opción y hacerte esta pregunta.
¿Puede ser que haya algo que me está frenando inconscientemente para seguir con este proyecto?
Recomiendo empezar con esta opción, porque el mundo está lleno de proyectos sin terminar. Ideas que se conciben con mucha fuerza, pero al final no completan su ciclo y se quedan sin ver la luz.
Quizás es ése el destino de la idea que te ha llevado a este proyecto. Si es así, te contaré luego lo que puedes hacer para dejarla marchar.
Pero ¿y si eres tú el que está frenando su paso firme hacia su creación?
Para averiguar qué se esconde tras este proyecto inacabado, vamos a examinarlo juntos.
1. ¿No será que ya no sabes cómo seguir?
Empezar una novela es en mi opinión la parte más fácil. Tienes las ideas, tienes los personajes, sabes más o menos qué quieres que pase.
Es la parte más emocionante, más viva y llena de ilusión. Estás comenzando un nuevo proyecto, estás dando vida a lo que había en tu cabeza. ¡Es sentir realmente que estás concibiendo!
Sin embargo, cuando tienes una tercera parte del libro escrita es cuando de verdad comienzan los retos.
¿Dónde está el conflicto? ¿Hacia qué final quiero llegar? ¿Cuál es el deseo de mi protagonista y qué le impide alcanzarlo? ¿Tengo todos los lazos bien atados?
Y por muchas vueltas que le das, sólo pensar en escribir una página más te quita el sueño.
Si te ha pasado varias veces que no logras avanzar más de la mitad de un proyecto, quizás sí sea éste el problema. En ese caso te recomiendo trabajarte primero la historia en la sinopsis de tu novela antes de seguir escribiendo una página más. Puede que luego cuando te pongas a escribir, termines haciendo caso omiso a esa sinopsis elaborada, pero el ejercicio de estrujarte la mente en el planteamiento para llegar a un final, te pondrá las cosas más fáciles para seguir cuando te pongas a escribir de verdad.
2. ¿No te estará amilanando ante la futura crítica, la fama o salir ahí al ruedo?
Imaginarte con tu libro terminado en la mano y tu nombre escrito en la portada en grandes letras puede ser algo que has codiciado por mucho tiempo, pero que ahora que amenaza con convertirse en realidad, te haga temblar de miedo.
Sí, es cierto, lo has leído en alguna parte. Una vez vea tu libro la luz, no veas la de gente que va a decir cosas sobre él. A veces serán cosas bonitas y te sentirás en un limbo de gloria. Sentirás que quieres que la gira de tu libro no se acabe nunca. Seguir firmando tu libro eternamente, sonreír a tus fans, asentir cuando te dicen todo lo que el libro le ha gustado.
Pero a veces serán cosas feas. Y esto te lo puedo asegurar, cuando sean feas, van a ser superfeas y dichas del modo más violento que te puedas imaginar. Cosas que te harán sentir vergüenza por haberte atrevido a escribir, incluso por haberte atrevido a existir.
Es normal que esta visión de futuro amedrente tu pluma y la deje congelada entre tus dedos.
Pero sabes que un libro, al fin y al cabo, no es más que un manojo de papel.
Se le puede hacer de todo incluso cortarlo en mil añicos, y eso para nada afectará tu salud, tu bienestar mental. Así es como lo tienes que ver.
No tomártelo demasiado en serio. “Es sólo un manojo de papel”. No es ni tu bebé, ni tus genitales ni cualquier otra parte de tu cuerpo. Que hagan lo que quieran con él. Mientras tanto tú te pones a crear otro manojo de papel y vuelves a disfrutar de lo lindo haciéndolo.
3. ¿Recuerdas aún el porqué de este proyecto?
A veces se nos ocurren ideas que en realidad no tienen la suficiente fuerza para llegar al final. Su razón de existir es muy débil. Son ideas apetitosas, atractivas, pero quizás anidadas dentro de ti no tienen esa potencia que les impulsa para correr el maratón hasta el final.
¿Cómo puedes saber si a tu novela le está pasando eso? Recuerda el porqué querías escribirla y vuelve a desmenuzarlo en un papel. ¿Te sigue pareciendo un porqué importante para ti? No tiene por qué ser un porqué importante para el resto del mundo, sólo es necesario que lo sea para ti.
La prueba de fuego es hacerte la siguiente pregunta: ¿es ésta una de las historias que me gustaría contar antes de morir?
Puede sonar un poco dramático, pero tú sabes mejor que nadie si esa historia que estás contando es una historia que de verdad necesitas contar con todas tus fuerzas o es algo que inconscientemente no te importa lo suficiente como para terminarla.
Si el porqué es fuerte, sigue con él ahí al pie del cañón trabajando tu novela, recuérdalo cada vez que flaquees, te ayudará a terminarla sí o sí, porque no es una historia que te quieres llevar a la tumba dentro de ti.
Y si tienes claras las tres respuestas a estas preguntas y aún así sientes que te da “cosa” abandonar tu novela porque ya tienes escrita casi la mitad, piensa que quizás es el momento de soltar la idea.
Puede que incluso que ella ya te haya abandonado hace tiempo.
Recuerdo que Elizabeth Gilbert en su libro #BigMagic cuenta que tuvo una idea muy fuerte para escribir una historia sobre el tema de la madera en Brasil, y que de repente no conseguía seguir y la abandonó.
Cuál fue su sorpresa al encontrarse años después con una amiga escritora y descubrir que había publicado un libro con una historia muy parecida y sobre el mismo tema.
Su conclusión final fue que la idea le había visitado para retener su atención durante algún tiempo y como ella no parecía estar lo suficientemente interesada en ese momento, la idea le abandonó y se fue a la cabeza de su amiga donde al parecer anidó con fuerza.
Así que como dice ella, no worries, si ya no sientes pasión por tu idea de novela, déjala marchar en paz que ella misma se encontrará otra mano que la lleve a buen puerto.
Mientras tanto, tú atento a las otras ideas que estén ya revoloteando por tu cabeza para atraparlas antes de que se cansen de llamar tu atención.
Y ahora tú, ¿tienes algún proyecto entre manos y no sabes qué hacer con él?
¿Cuál de estas situaciones crees sinceramente que le debe estar pasando?
Me quedo escuchándote al final de este post en los comentarios.
Soy escritora de ficción y ayudo a creadoras con ganas de empezar o retomar su escritura creativa para que se pongan en marcha ya. Si pinchas AQUÍ, accederás a todo el material gratuito que he preparado para ti con mucho cariño y dedicación a partir de las experiencias con los estudiantes de mis cursos online por todo el mundo y presenciales en Ámsterdam y el Instituto Cervantes de Utrecht.
Si te ha gustado ¡ayúdame a compartirlo!
Haz click en tu red social favorita.
Qué buena reflexión, Kristina, y que afortunada la nueva sección. ¡Me encanta y me.parece muy útil! Voy a compartirla.
Un besazo
Muchas gracias Izaskum!
Lo que más me gusta es que el blog sea útil, así que me haces feliz!
Y mil gracias por compatirlo.
Tengo una pregunta tuya en el tintero para esta sección ;-)!
Siempre que termino de leer tus posts has conseguido despertar en mí la curiosidad, el ánimo… Hoy has despertado también mi duda.
Yo soy especialista en dejar historias a medio construir (algo en lo que ya estoy trabajando para que deje de pasar). En el momento que las empiezo me parecen unas historias de lo más apetecibles, atractivas y originales, pero días después me voy desinflando y ya no me parecen tan buenas historias.
Creo que mis fallos hasta ahora eran dos. Por una parte me faltaba rutina en mi escritura lo que me llevaba a alargar mucho el proceso de la historia sin que llegase a avanzar nunca. Y por otra parte porque no tenía claro el por qué de esa historia. Al final no la veía como algo que en realidad desease contar por encima de todo, con lo que terminaba por abandonarla.
Es posible que Santiago necesite replantearse el por qué está escribiendo esa novela. Si no encuentra ese motivo principal, yo creo que es mejor que deje marchar a su novela para ver si encuentra otro escritor.
Un saludo.
Si Lola, el porqué suele ser la fuerza motora más fuerte.
Al menos en mi caso, yo cuando flaqueo, siempre termino recurriendo a esa pregunta.