¿Recuerdas el último post sobre el efecto que la vergüenza puede tener en tu escritura?
Si no, te lo puedes leer aquí.
Como te explicaba en él, todo el mundo la sufre en menor o mayor medida. Es muy natural tenerla y es lógico que afecte a tu forma de escribir. Pero también es cierto que si no eres consciente de cómo influye en el modo en el que estás contando las cosas, no te permitirá sacar lo mejor de ti.
Es importante hacer un esfuerzo para que no te domine. Si no, puedes terminar creando un texto complaciente y nada original.
La vergüenza es la que te impide acercarte más a ti misma, a la esencia de lo que quieres contar.
¿Por qué?
Porque eso te hace vulnerable. Y no lo vamos a negar, no hay nadie a quien no le incomode sentirse vulnerable.
Sin embargo, es precisamente cuando cuentas algo que queda muy cerca de ti, cuando vas a conseguir la mayor empatía de tus lectores. Se identificarán contigo y lo verás en las reacciones que te envían.
Esto lo puedes comprobar de un modo muy simple sin tener que esperar a publicar una colección de relatos. Escribe en tu muro de Facebook algo en primera persona que quede muy cerca de ti, rozando lo íntimo. Observa las respuestas y la interacción. Poco después escribe algo muy general. ¿Quién reacciona? Ni Blas.
Por eso precisamente le llueven las reacciones a la escritora Lena Dunham sobre su libro No soy ese tipo de chica. Miles de adolescentes le escriben a diario agradeciéndole lo identificadas que se han sentido con las emociones y sentimientos de sus personajes. Para esta generación, tiene un efecto casi sanador.
En su libro, Lena describe al detalle pero con gran humor (un truco para todo sea menos doloroso) cómo es eso de sentirse insegura en un cuerpo que no encaja con el canon de belleza actual, cómo es eso de ser una veinteañera que lucha por respetarse a sí misma cuando todo el mundo se empeña en decirle que no tiene derecho y qué torpes e incómodas pueden ser las primeras relaciones sexuales a diferencia de lo que siempre te han hecho creer.
Para Lena compartir las experiencias personales es una forma de activismo que en estos momentos es muy importante para las mujeres. Lo llama “la política de lo personal”, porque cree firmemente que si compartes tu información personal, llegas a contactar con personas que se sienten muy solas en el mundo porque creen que solo ellas tienen esos sentimientos.
Ahora puede que estés pensando.
Sí, muy bien todo eso de la vulnerabilidad y lo autobiográfico, pero yo no estoy escribiendo una historia en primera persona ni me va para nada eso de destaparme al 100%.
Sin embargo, puede que aún teniendo eso claro, cada vez que te sientes a escribir te venga esa experiencia personal que te pasó que sí quieres contar, pero que para nada quieres que se note que es autobiográfica.
Pues la buena noticia para ti es que existe una serie de métodos para tomar distancia de ese material personal y a la vez conseguir la máxima empatía de tus lectores.
Yo los aprendí de mi profesor de drama, Nirav Christophe, en la Escuela de Escritores y ahora veo que los ha publicado en un libro sobre técnicas de escritura. Así que te voy a pasar los que más prácticos me parecen para ti:
1. Soltar tu implicación con aquella historia
Vale, te pasó algo muy especial que te gustaría moldear en una historia, pero cada vez que te pones, notas que lo ocurrido aún lo tienes muy presente, y no consigues darle forma de historia.
Pues en ese caso te puede ayudar (y te aseguro que funciona) traducir el recuerdo de lo vivido en uno de los 36 tipos de historias que existen según Georges Polti.
Como estás tan implicada con tu historia, te da la sensación de que es única en el mundo, pero según Georges Polti sólo existen 36 tipos de historias o situaciones dramáticas, como él las llama.
Mi profe asegura en su libro que la historia que tú has vivido, por muy original que te parezca, encaja en una de estas 36.
Por eso te propone que escojas una de las 36, la que creas que más relación guarda con tu vivencia, y a partir de esa estructura base empieces a desarrollar una historia en la que poco a poco se irá colando lo autobiográfico de un modo natural.
Como a nivel consciente se supone que estás utilizando la estructura de otra historia, soltarás casi sin darte cuenta tu implicación con tu material autobiográfico.
2. Alejarte del personaje en cuestión
Al igual que en el caso de la experiencia vivida, te puede parecer que el personaje sobre el que quieres escribir es “único”, pero de nuevo según el psicoanalista Carl Jung las personas nos parecemos mucho entre sí. De hecho, él considera que tan solo existe un puñado de tipos de personas o arquetipos. Los podrás encontrar en internet con facilidad con la barra de google.
En este caso puedes repetir el mismo proceso que en el punto anterior. Intentas buscar en qué arquetipo encaja tu personaje más o menos, y a partir de ahí lo empiezas a desarrollar como si fuera ese arquetipo. Verás de nuevo que los rasgos de tu verdadero personajes se van colando de un modo natural, pero que te queda un personaje totalmente diferente, aunque sí reconocible para ti.
3. Jugar con el tiempo de los verbos
Puedes utilizar el tiempo como un corsé en el que meter tu vivencia personal. Por ejemplo puedes describirlo en el tiempo futuro, como si aún no hubiera ocurrido. Notarás que de repente no sientes la vivencia como tan personal. De este modo, has tomado la distancia de un recuerdo que quizás era demasiado fuerte y por eso no lo podías contar en el tiempo pasado tal y como ocurrió. Además, al contarlo en el tiempo futuro, notarás que puedes jugar con el efecto de la intriga.
4. Sacar la experiencia fuera del contexto en el que ocurrió
Quizás es este método de distanciarse el que más se suele utilizar. Puedes por ejemplo describir aquella vivencia como si hubiera ocurrido en otro país, o hacer que tu personaje tenga 10 años más o menos.
Como ves, afortunadamente puedes perfectamente explotar tus vivencias personales para tu escritura de ficción sin tener que exponerte más de lo que a ti te apetezca.
Y ahora es tu turno, ¿has utilizado ya alguno de estos métodos para tomar distancia de lo autobiográfico? ¿quieres en realidad tomar distancia de lo autobiográfico o escribes más como Lena Dunham sin pizca de vergüenza?
¡Ah! Y, ¿Quieres un regalo especial estas Navidades que te dure para toda la vida?
Echa un vistazo a esto:
Kristina todo lo que escribo está basado en mis vivencias y aprendizajes, no puedo escapar de ello a la hora de escribir, muchas veces le pongo la etiqueta de confesional cuando quiero declarar abiertamente que estoy hablando de mi, pero ocurre que en mi blog construyo en cada post a una mujer que está saliendo de la baja autoestima y hace un camino de superación personal hasta llegar al amor propio, y sé que cada escrito es una proyección de mi misma, sin embargo, hay veces en las que coloco a esta mujer en tercera persona y soy simplemente una espectadora que va viendo su crecimiento, me desentiendo de ella como si fuera yo, aunque hay veces en las que me asumo dentro del relato y no puedo evitar ser parte del contexto, algunas veces escribo asumiendo que hay cosas que ya ella se adjudicó, pero sé perfectamente que no es así, porque ella soy yo, aunque me construya de manera impersonal.
Saludos.
Gracias Eliana por compartir tu propia experiencia con este tema.
Creo que estás haciendo un trabajo fabuloso con el que otras personas se están identificando!