Este post pertenece a la categoría “La Comunidad de CREANDO al habla”. En esta categoría respondo mediante un post a las preguntas que me envían mis suscriptoras y suscriptores.
«La verdad es que me ha gustado escribir e inventarme historias desde siempre, algunas mejores que otras. Sé que soy capaz de escribir un relato corto, pero me siento incapaz de escribir algo más allá de unas 10 hojas, así que siempre me quedo con esa espinita clavada de querer escribir una novela, aunque no la lea nadie… Cuando ya llevo escrito algo más de dos o tres días, cambio de opinión, siento que esa idea no va a ninguna parte, se diluye, no tiene enganche… y vuelta a empezar… ¿por qué me estanco siempre en ese punto?»
Carla, Madrid
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Antes que nada quiero felicitarte porque ya has pasado de una escena a un relato. Sólo por eso ya puedes sentirte orgullosa. Después de escribir escenas y escenas, has ido un paso más allá, te has atrevido a dar forma a un total. Aunque sea en pocas palabras o páginas, has hecho frente al desafío de contar una historia con un principio y un final.
Pasar del relato a la novela puede sonarte ahora como un reto tan grande que quizás el miedo te esté bloqueando. Pero no te preocupes, este reto también lo vas a superar.
Es cierto que escribir una novela va a exigir mucho de ti, pero si has escrito relatos, te puedo asegurar que vas a ser capaz de escribir una novela.
Un relato es como un esprint, una novela es como un maratón. Simplemente necesitas más resistencia, aguante y otro tipo de mentalidad.
Y puede que sea ahí donde tu mente te la está jugando. Podría decirte que empezaras por convencer a tu mente de que sí eres capaz de escribir una novela, pero vamos a darle la vuelta. Sólo vamos a repetirle a tu mente, lo que ella misma ya te está diciendo “Yo soy muy capaz de escribir relatos cortos”.
Escríbete esta frase en el salvapantallas de tu ordenador, tu teléfono y tu tableta. Puedes ir incluso más allá y escribírtela en el espejo del cuarto de baño para que sea lo primero que ves cada mañana nada más levantarte.
Tú eres muy capaz de escribir relatos cortos y de esto ya no te cabe ninguna duda. De hecho, ya lo has conseguido una vez. Tienes la prueba.
Ahora, ¿sabías que una novela puede estar formada por aproximadamente unos 10 relatos cortos?
Pues sí. Y no tiene por qué ser una colección de relatos. Te explico el truco.
A una colega que trabajaba conmigo en la casa de Ana Frank le publicaron el año pasado su novela que en realidad había empezado como colección de relatos, pero terminó vendiéndose como novela.
Dos años antes de su publicación había colgado una foto en Facebook en la que aparecía firmando el contrato con la editorial para su libro entonces descrito como “una colección de relatos”.
Poco después quedamos para celebrarlo y me comentó que tal le estaba yendo escribiendo la novela. Al escuchar la palabra novela, me sentí confundida, pues creía que estaba escribiendo una colección de relatos. Fue entonces cuando me explicó que la editorial le había animado a seguir escribiendo los demás relatos con la misma protagonista que tenía en el primero para convertirlo después en novela.
Ella también sentía pánico sólo de pensar en escribir una novela. Pensaba en esas 30.000, 50.000 o incluso 70.000 palabras que se supone que tiene que tener una novela y se le nublaba la vista. Sólo conseguía llegar a 3.000 y después la historia se le desvanecía. Su editor supo entender sus miedos desde el principio y le dijo que siguiera relato a relato.
Porque, ¿qué pasa cuando tienes al mismo personaje una y otra vez en diferentes escenas?
Pues que, sin querer, vas contando una historia larga sobre esa persona, sin preocuparte por curvas de evolución ni finales apoteósicos. Sin darte cuenta, relato a relato encuentras de repente el hilo conductor que los va uniendo.
En el caso de mi amiga, el hilo conductor resultó ser la madre de su protagonista. Se daba cuenta de que aparecía una y otra vez en casi todos los relatos y que influenciaba mucho todo lo que acontecía en cada escena. En el último relato decidió que la madre moriría de cáncer dejando huérfana a su protagonista dando así significado a toda la relación entre ellas devanada previamente. Y así terminó siendo una novela con un principio y un final, aunque en realidad estaba formada por unos 10 relatos autónomos.
Esos relatos de repente se convirtieron en capítulos.
Pero claro, esto tú no se lo puedes decir a tu mente. “Voy a empezar con el primer capítulo de mi novela”. Por alguna razón, tu mente piensa que es un reto demasiado grande y se pone en huelga. Por eso no pasas de esas 10 primeras páginas.
A veces tenemos que engañar a nuestra mente con las palabras correctas sólo para que colabore un poco con nosotras y esté de nuestro lado.
Por eso, como tú ya tienes certeza de que puedes escribir relatos y estás con ganas de dar el paso a la novela, te recomiendo es lo siguiente:
Si ya tienes un relato escrito, escoge a esa misma protagonista. Puedes situarla en cada relato en un momento diferente de su vida o en una escena diferente de su vida actual. Varía o bien el tiempo o el espacio en cada relato. Intenta que todos los relatos sean unidades con principio y final. Es decir que puedan sobrevivir también por separado.
A medida que vas escribiendo los relatos, irás descubriendo más sobre esa protagonista y cuál es el hilo conductor que subyace bajo todos los relatos que vas acumulando. La irás conociendo mejor. Sin darte cuenta averiguarás qué es lo que le importa, le afecta o le ha marcado. Deja que te lo vaya contando relato a relato. Así es como el lector lo irá descubriendo también después.
Ese mismo hilo conductor te guiará hacia el final, hacia el último relato en el que ocurre algo inevitable, algo sorprendente o algo inesperado. No te obsesiones con el final, te puedo asegurar que se te va a presentar cuando ya lleves varios relatos escritos de este modo.
Al tener ya tu último relato, vuelve atrás y empieza con la reescritura de cada relato. Primero puede que tengas que reajustar el orden en el que los colocas. Quizás será necesario que lo que tú misma has descubierto sobre tu personaje al final, lo introduzcas de un modo sutil en los demás relatos.
Déjate llevar por tu intuición. Piensa que el lector lo único que quiere es ir descubriendo la historia de la protagonista del mismo modo que ella te la ha contado a ti: relato a relato.
Y piensa que lo peor que puede pasar es que, si no te convence dejarlo como novela, tendrás una maravillosa colección de relatos terminada. Ni tan mal.
Conseguir elaborar una colección de relatos completa también es superar un gran reto.
Además, ya no podrás decir en ningún caso que no has podido pasar de las 10 primeras páginas.
Me ha encantado este artículo. Creo que el de Carla es un problema muy habitual, incluso en autores con más experiencia en novelas. Al menos, a mí me pasa. Comienzo con una idea y luego, a las 50 páginas o así, me paro y siento, como dice ella, que la idea se diluye.
Voy a intentar tu método, me parece genial.
Muchas gracias!