La verdad es que no habría llegado hasta donde estoy con mi escritura sin la ayuda de los mentores y mentoras que tuve por el camino.
Supongo que hay gente que puede conseguir de todo sin ayuda una primera vez. Pero para mí, desde luego, fue fundamental tener ayuda al comienzo de mi relación con mi escritura.
Cuando terminé mis cursos en la Escuela de Escritores de Utrecht, escogí como mentor al escritor que nos había dado clase del modo que a mí más me había gustado. Edward van de Vendel podía entender mi sensibilidad. De eso estaba segura por el modo en el que él escribía.
Además, durante las clases siempre nos había levantado la moral a todos cada vez que flaqueábamos. Y eso era justo lo que necesitaba. Alguien cuyo estilo de escritura me gustaba y que además iba a estar a mi lado como un verdadero animador.
Así que juntos establecimos un plan. Cada mes le enviaría lo que tenía escrito de mi primera versión y después nos reuniríamos en Rótterdam para que él me diera su feedback.
Y eso es lo que hicimos durante un año. Y te puedo asegurar que fue gracias a que él estaba ahí mes a mes que yo cumplí y terminé mi manuscrito en un año.
Me animaba a seguir, era supercauteloso a la hora de darme el feedback para que no minara mis ganas de darle fuerte al proyecto y, lo más importante para mí, me ayudó a confiar en mí misma y en mi escritura.
Un día me dijo “Kristina, yo ya no te puedo ayudar más. Ha llegado el momento de enviar tu trabajo a una editorial”, y así lo hice.
En la editorial mi manuscrito cayó en manos de la redactora Femke van Boshuisen. Y ella fue una verdadera mentora. Reescribir tu manuscrito no es moco de pavo. Tienes bajones, dudas y ganas de echarlo todo por la borda. Que alguien esté ahí constantemente fijándote deadlines, recordándote constantemente el talento que tienes y ayudándote a sacar lo mejor de ti, es justo lo que necesitas para poder llegar a buen puerto.
Así que si sientes como yo sentí en ese momento que un mentor o mentora a tu lado podría ayudarte a terminar tu proyecto, te aconsejo que no te lo pienses dos veces y que te animes.
La primera pregunta que surge entonces es:
¿Y a quién escojo yo como mentor o mentora?
Pues lo ideal es escoger a una persona con la que realmente sientas que te verás apoyada, cuyo estilo de escritura aprecias y quizás también la temática que trata. Cuanto más cercana te sientas a su forma de escribir mejor.
Pero no es algo imprescindible. Yo escogí al escritor Edward van de Vendel sabiendo que escribía literatura infantil y juvenil, pero sabía que tenía esa sensibilidad que yo necesitaba para entender mi novela para adultos. Y sobre todo, sabía que podía ser un buen motivador. Que sea alguien a quien realmente le gusta ayudar otras personas. Ahora por ejemplo sé que Edward guía a un montón de jóvenes su camino con la escritura.
Piensa en escritores o escritoras cuyo estilo y personalidad te gusta. No tienen por qué ser famosos de grandes éxitos. Con que estén un poco más arriba en la escalera que tú, ya te podrán ayudar a llegar al peldaño en el que ellos se encuentran.
Quizás te parezca que de entrada van a rechazar tu propuesta, pero te sorprenderá la de gente que sí está dispuesta a ser tu mentora.
Además en ese mundo tampoco se gana mucho, y la mayoría de los escritores también tienen ingresos adicionales con cursos o mentorías. Así que para tu sorpresa, probablemente le interesará.
En tu propuesta pídele también cuál es su tarifa, para que sepa por supuesto desde el principio que es un servicio que le vas a pagar. Con Edward yo acordé un precio por hora.
Entonces llegará el momento de sentarse a la mesa y acordar los términos de la colaboración. Explícale claramente lo que necesitas y esperas de esa persona.
Según lo que yo recibí de mis mentores y lo que ahora yo doy como mentora, te recomiendo no olvidarte de incluir los 3 siguientes puntos:
1. Acuerda fechas de entrega.
Escribir es un trabajo solitario en el que no tienes un jefe o un departamento al que rendir cuentas con tus entregas. A esa persona sí le tendrás que rendir cuentas. Por fin podrás completar tu primera versión según el calendario que os hayáis propuesto.
2. Explícale cómo te gustaría que te diera el feedback.
Si estás trabajando aún en la versión cero de tu manuscrito, quizás sólo quieres que te guíe por encima para terminar esta versión sin profundizar mucho en los detalles. Si ya estás trabajando sobre una versión ya hecha, la reescritura sí exigirá un feedback más concreto de lo que “ funciona y lo que no funciona”.
3. Pídele sobre todo que te ayude a sacar lo mejor de tu talento.
Puede que eso a veces implique entrar en zonas que te asustan a primera vista. Que te ayude a sacar lo que realmente quieres contar. Pídele que tenga una actitud positiva y que siempre te tire del moño hacia arriba, que nunca te deje caer.
Puede que te parezca imposible encontrar a alguien que haga esas 3 cosas por ti, pero te aseguro que alguien así existe. Esa fue mi experiencia con mi primer mentor y mentora. Por eso sé que es posible.
Claro que puedes hacerlo sola. Es más, estoy segura de que puedes hacerlo sola. Lo único que te digo es que una persona así te lo puede poner más fácil:
no te vas a sentir sola para empezar.
vas a tener otra perspectiva a la hora de resolver problemas en tu manuscrito.
te va a ayudar a no desviarte de tus objetivos y mantenerte firme con ellos.
te va a ayudar a creer en tus objetivos cuando tú estás de bajón para que trabajes duro hasta que los consigas.
Al menos eso es lo que yo siempre intento con mis mentorías . Es cierto que para la persona que ofrece la mentoría también es un trabajo muy intenso. Guiar a alguien en su proyecto de escritura requiere en ocasiones la misma energía que cuando yo misma estoy con mi propio proyecto.
Por eso, he decidido parar durante un tiempo mis mentorías. En estos momentos necesito toda la energía para mi propio proyecto y sé que no me puedo comprometer al mismo nivel que lo he hecho hasta ahora. Por eso prefiero ser sincera y parar durante un tiempo. Cuando de nuevo vuelva a abrir mis mentorías, te prometo que tú como suscriptora serás la primera en enterarte. Ya sabes que tú siempre eres la primera en estar al tanto de lo que hago y no hago.
Pero estoy segura de que si estás interesado en un mentor o mentora en estos momentos, lo podrás encontrar con las pautas que te he dado. Si optas por ellos, mucha suerte y que disfrutéis de la colaboración.
Muy lindo artículo, Kristina, y excelente consejo para quienes están comenzando… o no. Todos necesitamos apoyo y feedback en nuestro proceso de escritura, ya sea con un mentor o comunidad online. Un abrazo
Sí, verdad? Hacerlo una sola es duro a veces.
Excelente entrada. Hace un tiempo publiqué en mi blog sobre el mentor literario pero no es nada comparada con la tuya. Tu experiencia…
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que, en una encuesta que realicé por redes sociales, pocos asumen como algo importante el papel del mentor en el proceso literario.
Junto con el señor Nestor Belda, eres una de las pocas personas que hablan del tema.
De nuevo, muy buena entrada.
Gracias Piper por tu aportación!
No conocía a Nestor Belda.
Sí, quizás girá un tabú entorno a la idea de que alguien te ayude a terminar tu libro, pero los escritores publicados tienen a su editor, que al fin y al cabo, es su mentor, al menos si hay buen feeling…
Definitivamente te escogería a ti como mentora, te conocí hace un mes y me ha gustado tu trabajo en el blog, tu sencillez y claridad.
Ademas por que te admiro vivir en Amsterdam y escribir en otro idioma. Habla de lo responsable que y perseverante que eres.
Te mando un abrazo y yo estaré apuntada en la lista, cuando regreses a dar mentorías. Por el momento sigo escribiendo.
Cuando vuelva con las mentorías, te prometo que serás la primera en enterarte!
Fuerte abrazo y gracias por tus aportaciones Berenice!
YO ELIGIRIA CRISTINA LANGARIKA. SU PECULIAR ESTILO TAN DIRECTO Y PRECISO ES FENOMENAL.NUNCA ME CANSO DE APRENDER DE ELLA.
Me alegra leer lo que escribes Ana.
No sabes cuánto me motiva a seguir haciéndolo como lo hago.