Este post pertenece a la categoría “La Comunidad de CREANDO al habla”. En esta categoría respondo mediante un post a las preguntas que me envían mis suscriptoras y suscriptores.
Llevo ya años con el plan de escribir mis memorias. Tengo claro en mi cabeza lo que quiero escribir, pero cuando me siento a escribir por las mañanas, me cuesta mucho arrancar. Me distraigo con todo tipo de cosas y para cuando me doy cuenta ya se me ha pasado el bloque de tiempo que había destinado a escribir.
Así llevo ya un par de años y me siento bien frustrada porque no avanzo.
Si estoy tan motivada y con las ideas claras, ¿por qué me cuesta tanto hacerlo?
Graciela
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No sabes lo bien que te entiendo Graciela. Esto me pasaba a mí también hace unos años. Igual, igual. Y para que te sientas reconfortada, te diré que le pasa a toda persona que se propone hacer algo que de verdad le gusta, algo que considera pero que muy importante. En nuestro caso: la escritura.
Y si además, el proyecto de escritura que tienes entre manos es “las memorias de tu vida”, pues creo que nada le puede superar en importancia.
En mi opinión sufres de la enfermedad de la procrastinación. Es la epidemia de este siglo, así que no te preocupes.
La tenemos casi todos.
Esta palabreja viene del latín y la verdad es que yo personalmente en su momento agradecí que existiera y apareciera en wikipedia.
La procrastinación (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
Pues eso mismo, lo que sea irrelevante, agradable o te ofrezca gratificación inmediata te atacará inevitablemente para que no hagas lo que es tan importante para ti. En tu caso: escribir tus memorias.
El grado en el que la procrastinación ataca, va en proporción directa con el grado de importancia que tiene el proyecto para ti.
Por ejemplo: si se tratara de escribir un cuento para tus nietos, seguro que la procrastinación no te hincaría el diente con tanta fuerza, pero es que se trata de ¡¡¡tus memorias!!!!
Si por ejemplo, yo aún sufriera de procrastinación como antes, mi bloque del lunes destinado a la escritura hubiera ido algo así como:
Desayuno, enciendo el ordenador, abro el documento Word donde voy a escribir, miro la última frase que escribí hace tiempo, la sigo mirando, algo me dice que es hora de chequear mi muro en Facebook, es importante estar informada sobre la actualidad, sólo hoy, me digo a mí misma, al fin y al cabo, no todos los fines de semana pasan cosas como las del Brexit y las elecciones españolas a la vez, se va desplegando el muro y salto de un comentario a otro, termino no sé cómo leyendo un artículo sobre el sistema segregacionista de educación secundaria en Holanda, lo cual me devuelve de nuevo a Inglaterra para chequear la cuenta de Twitter de una amiga angoleña que vive en Londres, pero al entrar en su feed, veo que se ha mudado a Malta y me pongo a buscar imágenes paradisiacas de esa isla en Instagram donde llego, no sé ni cómo, al evento de presentación de un libro que parece que todos mis seguidores de Instagram están leyendo en estos momentos, como no conozco al autor, busco su página web…
Miro al reloj en la esquina inferior izquierda de mi ordenador.
Ha pasado hora una hora. Me pregunto cómo. Me falta media hora antes de empezar con mis otras obligaciones. Tengo que aprovechar. Vuelvo al documento de Word. Miro la línea que escribí la última vez. Justo en ese momento me acuerdo de que tengo que chequear un mail que ha entrado hoy. Abro el Outlook, tras el mail que buscaba, me encuentro con el boletín informativo del Holland Festival, una obra teatral me llama la atención, me meto en su página web…me entran las ganas de ir al baño. A la vuelta me doy cuenta de que ya me he chupado la otra media hora en el buzón de mail.
Vuelvo a mi documento de Word para cerrarlo hasta la próxima. Esa línea que lleva tiempo buscando continuación, me mira triste y decepcionada. He vuelto a fallar a eso que es tan importante para mí: mi escritura. Yo también estoy triste y decepcionada. Y lo peor de todo, me siento culpable.
Vivir con esos sentimientos día tras día, sólo porque no encuentras el modo de superar la procrastinación consigue mermar hasta tu autoestima y claro que te frustra.
Pero no te preocupes, eso tiene solución y yo te la voy a dar ahora mismo.
Para empezar, te diré que ya estás en una fase muy avanzada para superar la procrastinación.
¿Sabes por qué?
Porque has dado el paso de sentarte. Te parecerá una tontería, pero muchas personas ni siquiera consiguen sentarse a escribir. Y tú eso ya lo tienes. ¡Enhorabuena!
Además te sientas por las mañanas nada más desayunar, lo cual demuestra también que te dispones a empezar el día con lo que es importante para ti, y no con lo urgente. Sabes que lo urgente se hará tarde o temprano, pero que si lo importante no lo atajas a primera hora, ya nunca le llegará el turno.
Ahora te faltan solo algunos pequeños ajustes:
1. Cero distracción
Búscate el modo de sentarte a escribir sin internet conectado, con el móvil apagado y tu Outlook cerrado.
Yo utilizo un portátil viejo que no tiene conexión a internet en el que sólo funciona Word. Me siento junto a la ventana y lo único que me va a distraer a partir de ese momento son las personas que veo pasar por la calle, o las escenas que diviso desde la ventana, que casi siempre son las mismas.
Ver al vecino de la acera de enfrente sacar el perro de paseo, la mujer del segundo volver de llevar a su hijo a la escuela y la señora de enfrente asomarse a la ventana a la misma hora, es como que me relaja la vista cuando la levanto del documento Word, no hay más.
2. Arranca el motor sin pensar
Nada más sentarte, escribe una línea. Lo primero que te venga a la mente, aunque te parezca malo o sin nada de conexión con la frase que dejaste preparada el día anterior.
Piensa que estás participando en uno de esos concursos en los que te dan el principio de una historia y te piden que sigas mientras fluye la arena del reloj.
Tú escribe lo primero que se te ocurra, como si no se tratara de tu propia historia. Una vez cojas carrerilla, te será más fácil seguir en el flow.
Si no te gusta ese primer párrafo, siempre tendrás tiempo de borrarlo, pero lo más probable es que al haberlo escrito sin pensar, te haya quedado bien majo.
3. Ponte presión
Yo descubrí esto porque me di cuenta de que cuando tenía un deadline para entregar una traducción para un cliente, nunca procrastinaba, siempre cumplía y llegaba a la hora.
Así que ahora soy yo misma la que me pongo los deadlines.
Por ejemplo, predico a los cuatro vientos que publico en este blog todos los miércoles alternos.
Sé que tengo a mis suscriptoras ahí esperando el miércoles y no les puedo decepcionar.
Así que tarde o temprano siempre termino mi artículo para el miércoles.
Si publicas en un blog, funciona muy bien esto de comprometerte con tu audiencia mediante un calendario determinado, ya no te puedes echar para atrás.
No sé si puedes encontrar una forma de comprometerte con el exterior en tu proyecto. Podría ser: subir un capítulo de lo escrito cada mes a tu blog o enviarlo por mail, por ejemplo.
También me puedo imaginar que tratándose de unas memorias no quieras que nadie las vea hasta que no tengas una primera versión.
¿Por qué no acuerdas entonces con una persona de confianza o buddy creativo que tal día le entregarás la primera versión para que te la lea? Siendo un proyecto tan grande, yo acordaría entrega por partes.
Se lo vas mandando y le dices que no te diga nada sobre lo que va leyendo hasta que tenga la primera versión completa.
4. Cuenta tus días
Esto me parece un poco fuerte, pero a mí me ha funcionado. Lo vi en un Ted talk de Tim Urban que hablaba sobre la procrastinación.
El tenía un box calendar o una página con cuadraditos que representaban todos los días de vida que le quedaban hasta los 90 años.
Ahí iba ticando los días que iban pasando y le acercaban al final.
¿Cuántos días has aprovechado para tu proyecto y cuántos te quedan para aprovechar?
Yo la verdad es que no tuve ni que dibujar el box calender. Sólo con verlo ahí en la pantalla, me sirvió ya para ponerme las pilas y no andarme con tonterías.
Tienes sólo esta vida para contar tu historia, así que no te quedes sin contarla sólo por ser presa de la procrastinación.
Te aseguro que luego te va a dar pena.
Así que animo y empieza con esto mañana mismo. Luego me cuentas si te ha servido.
Y ahora me gustaría saber cómo llevas tú el tema de la procrastinación.
¿Tienes alguna otra solución que te sirva a ti y que puedas compartir con la comunidad de CREANDO?
Te leo ahora mismo en los comentarios.

Soy escritora de ficción y ayudo a creadoras con ganas de empezar o retomar su escritura creativa para que se pongan en marcha ya. Si te encanta la idea de escribir, pero sientes miedo o inseguridad, pincha AQUÍ, y accederás a todo el material gratuito que he preparado para ti con mucho cariño y dedicación a partir de las experiencias con los estudiantes de mi curso online VIAJÁNDOME, mis mentorias privadas y mis talleres presenciales en Ámsterdam y el Instituto Cervantes de Utrecht.
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Vaya preguntas nos lanzas, Kristina; ¿qué cómo llevo el tema de la procrastinación? Pues lo llevo mal, para que nos vamos a engañar. Es mi lucha de todos los días.
Yo no tengo ningún truco mágico para conseguir sentarme escribir. Uso todos los que tú nos das y más… pero desde luego el que mejor me funciona es el de alejarme de las distracciones todo lo que puedo.
La mañana que soy capaz de no revisar el correo, facebook, twitter, de poner en mute el móvil, es la mañana que más productiva soy. La palabras salen de mi mente a través de mis dedos sin cesar. Mi creatividad se pone en funcionamiento. El día que le gano la batalla a la procrastinación soy la mujer más feliz del mundo porque he sido capaz de escribir.
Mira por dónde que yo también soy persona de «por las mañanas» para crear.
Lo que comentas del correo, el facebook y tal siempre es mejor dejarlo para la tarde, es cierto. Cuando ya la mente está más cansada se le puede dar un poco de distracción:-).
A veces también me digo, si cumplo con mis tareas creativas, luego me premio con un ratito de redes sociales. Es casi como la zanahoria.
Yo por lo menos, no conozco a nadie que no tenga el problema de la procrastinación, así que eso me consuela 🙂
Fuerte abrazo,
Kristina
Hola Kristina. Me asusté con lo del calendario de los días de vida que restan hasta los 90 años!! Tengo un hermano que en su perfil desde hace tiempo tiene colocado: «Vive cada día como si fuera el último de tu vida», o como lo veo yo, como si fuera el primero de una nueva y maravillosa vida.
Mientras leía tu descripción (tan familiar me es!!) acerca de tu bloque del día Lunes, sentí que me habías estado espiando a través de una cámara oculta. Pero mágicamente se me iba ocurriendo algún sistema que funcionara en mi caso para ir combatiendo al monstruo procrastinador que llevo en mis espaldas vegetando hace años.
Creo que debo comenzar por hacer una lista de todas mis ocupaciones urgentes y no tan urgentes, y otra lista de las cosas importantes que quiero hacer, y otra de aquellas que me consumen tiempo como por ejemplo las redes sociales, priorizarlas e incluso eliminar algunas, y darle a cada una un espacio y límite de tiempo máximo, construyendo un «schedule» al cual me aferre lo mas fiel y drásticamente posible. De ese modo, el escribir tendrá su sitial sagrado sin excusas.
Debo apurarme!!… acabo de averiguar que me restan unos 14.610 días hasta los 90 años!! Ahora no dormiré tranquilo por tu culpa, Kristina 😉
Ja ja ja!
Quizás este artículo va a terminar con tu monstruo de la procrastinación.
Tiene toda la pinta.
Me alegro de que te hayas hecho esos propósitos.
Es eso exactamente lo que necesitas.
Así que manos a la obra y ya me cuentas!
Abrazo,
Kristina