¿Ponerme a escribir en inglés? Pero qué dices.
Quizás te parece una idea descabellada, pero te juro que no lo es tanto. Sólo hay que contar la cantidad de escritores que se ha aventurado a escribir en otro idioma (servidora incluida).
Mira Samuel Beckett, por nombrarte un ejemplo. Abandonó el inglés de su Irlanda natal para adoptar el francés del París al que se había mudado. Y su obra más conocida Esperando a Godott la escribió precisamente en ese idioma que para él no era ni materno ni paterno.
Y es que aunque puede ser algo que nunca te hayas planteado, hacer este experimento te va a dar una conciencia del uso que tú haces del castellano cuando escribes, y de hasta qué punto te influye tu propia lengua materna en lo que cuentas y hasta dónde lo cuentas.
Cuando miro atrás e intento averiguar por qué yo empecé escribiendo ficción en neerlandés, un idioma que como quién dice justo acababa de aprender, me doy cuenta de que no sólo fue por las circunstancias.
Es cierto que tuve que hacer las pruebas para la Escuela de Escritores de Utrecht en neerlandés. Me vi forzada, digamos, a escribir un par de relatos y un poema en neerlandés si de verdad quería entrar en la escuela.
Pero fue lo que descubrí al escribir esos relatos, lo que me mantuvo enganchada a seguir escribiendo en ese idioma que había adoptado al mudarme a Ámsterdam.
Ahora veo que en aquel momento inconscientemente debí de sentir que me estaba reinventando. Y estoy segura de que eso fue lo que me atrajo.
Al abandonar mi lengua materna, abandonaba también todo lo que en ella me había formado hasta la persona que yo era en aquel momento.
Seguía teniendo las mismas historias dentro. Pero la perspectiva a la hora de contarlas había cambiado. Era como si de repente me hubieran regalado un par de gafas nuevas con las que veía la realidad de otro modo. Bueno, la realidad y lo imaginario.
Pero lo mejor de todo fue la sensación de libertad que experimenté al escribir en mi nuevo idioma. Sentía como si no hubiera reglas ni tradiciones lingüisticas que me impidieran hacer las construcciones gramaticales que me venían a la cabeza. Claro que las había, pero yo aún no me había doblegado a ellas.
Con esto no te quiero decir que abandones tu lengua materna y te pongas a escribir en otro idioma a partir de ahora, pero sí te quiero animar a que pruebes a escribir aunque sólo sea por una vez en un idioma que también conoces.
Merece la pena, porque al hacerlo, tendrás alguna de estas 3 revelaciones:
1. Tu desapego a la lengua
Cuando te pones a escribir en un idioma que es nuevo para ti, tienes que ingeniártelas aprox. con el 25% de los recursos de esa lengua. Me explico, no cuentas en absoluto con el mismo vocabulario que un nativo. Además, desconoces muchas de las construcciones gramaticales e idiomáticas.
Vamos, es como si te dieran una pequeña cajita de Lego de todo el surtido masivo de Legolandia y con eso te las tienes que arreglar para construir la historia o la sensación que quieres transmitir al lector.
Ver esa caja tan pequeña con tan pocos ladrillos sabiendo lo inmenso que es el mundo de Lego te puede hacer creer que tu misión es imposible. Pero atenta, ¿sabías que que seis ladrillos estándar de Lego (tamaño 2 x4) se pueden combinar en al menos 102.981.500 modos?
A veces, menos es más. Y tener pocos recursos lingüisticos a tu alcance en ese nuevo idioma, te puede servir de práctica para estrujarte el cerebro y decir lo que quieres decir del modo más minimalista posible, porque simplemente no tienes otro remedio.
Y eso te aseguro que te servirá cuando vuelvas de nuevo a la casa de tu lengua materna.
2. Tu renacimiento
Tu lengua materna no es algo que está fuera de ti, es algo que está dentro de ti. Es un modo determinado de experimentar el mundo que has ido aprendiendo a la vez que aprendías tu lengua materna.
Así que escribir en tu lengua materna también lleva toda esa carga emocional quieras o no. Sin embargo, ¿qué pasa cuando te pones a escribir en un idioma que para ti es totalmente nuevo?
Pues ahí está la sorpresa que te vas a llevar. Pero te adelanto que vas a descubrir algo nuevo de ti. Puede que descubras “eso” que tú eras antes de que aprendieras tu lengua materna.
Pero también puede que te reconstruyas a ti misma de un modo totalmente diferente al que te habías construido a ti misma en tu lengua materna.
3. Tu verdad
Quizás eres una escritora que no se corta un pelo en desnudarse. Escribes en primera persona y te atreves a contar todo lo que te viene a la cabeza sin autocensurarte ni una sola escena. Eso está genial.
Pero quizás eres una escritora que sí tiene miedo a desnudarse, que cuando escribe aún lo hace con cautela pensando en no herir a los demás y no levantar la furia de algunas personas que pudieran leerle.
Pues bueno, cuando hagas la prueba de escribir en otro idioma, verás que de repente desaparece el autocensor de escenas como por arte de magia. De repente te ves soltando tu verdad de un modo supernatural porque algo dentro de ti te dice que esas personas cuyas reacciones temes, nunca podrán leer tus textos.
Claro que no es algo real, porque todo se puede traducir. Sin embargo, el escribir en otro idioma te da esa sensación.
Pruébalo, ya verás.
Ahora puede que estés pensando, pero, y ¿si escribo con un montón de errores gramaticales, ortográficos y de puntuación?
Pues bien, te diré lo que me dijo a mí el escritor iraní, Kader Abdolah, que me daba clases en la Escuela de Escritores de Utrecht. Él vino como refugiado a Holanda y también ha adoptado el neerlandés para escribir sus novelas:
Lo que importa es la historia que tienes que contar, es decir la melodía, no el instrumento en el que la tocas, es decir el idioma. El instrumento siempre te lo puede afinar alguien.
Y añadió que a él al principio siempre le corregía los textos una vecina.
Así que ya sabes, que no sea eso lo que te corte. A mí, aún me siguen corrigiendo las historias que escribo en neerlandés.
Y ahora tú,
¿has probado alguna vez a escribir en otro idioma?
¿qué has descubierto al hacerlo?
Y si aún no lo has probado, ¿te animarás a hacerlo?
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¿Qué red social eliges?
Kristina que post tan fascinante nos entregas, me cae como anillo al dedo, te confieso que lo leí dos veces de lo tanto que me gustó, y te cuento por qué… Estoy estudiando inglés, me mudé a Estados Unidos y necesito aprenderlo para poder relacionarme con el mundo, pero mi meta final y principal y máxima es llegar a escribirlo, pero escribirlo tal como escribo en español, con ese dominio del castellano que tengo, pero leyéndote me doy cuenta que mis expectativas podrían más bien hacerme decaer, y aquí uso una palabra maravillosa que colocaste en el post: Reinventarse, tomar el poco vocabulario que tengas, el poco dominio gramatical y componer la verdadera canción de tu vida, agarrar esos sustantivos abstractos y esos adjetivos y esos adverbios, esas pocas palabras y construir mi propia historia sin esconderme en un lenguaje ornamentado para no herir susceptibilidades, desapegarme de mi lengua materna, la cual estudié minuciosamente para poder ser licenciada en letras, y abrir mi mente a otro lenguaje, a cambiar de posición los pronombres, a adaptarme a solo tres artículos, a amar los verbos irregulares y a construir párrafos con otras estructuras, pero poco a poco, sin querer abarcarlo todo para aprender a amar en inglés y a escribirlo mientras lo pienso y lo siento, y comenzar a sentir a mi nueva yo en otro idioma.
¡Un gran e inmenso abrazo y gracias por esta inspiración.
Jo Eliana, me alegro un montón.
Veo que este post ha llegado para ti justo en el momento adecuado!
Sí, es eso. Justo lo que dices.
No quieras escribir tal y como lo haces en castellano. Piensa en la metáfora del Lego y te ayudará.
Lo cual no quiere decir que algún día más adelante si llegues a escribir en inglés como lo haces en castellano, pero mientras tanto disfruta de las sorpresas que te vas a encontrar escribiendo con pocas piezas de Lego!
Fuerte abrazo,
Kristina
Hola, Kristina.
Qué lindo post!
Yo no soy nativa del castellano. A pesar de vivir en un país de habla hispana, cuando escribo ficción, lo hago en portugués porque mis lectores (todos los seis, :P) son compatriotas brasileños.
Cuando releo mis textos, siento que la influencia del castellano volvió mi portugués mas bonito, rico y preciso. La similitud entre los dos idiomas me hizo mas atenta a la construcción de las frases e amplió las posibilidades de expresión en mi lengua materna.
Algunas veces me he planteado escribir ficción también en castellano pero sin llevar a cabo la idea. Confieso que me bloquean la falta de vocabulario y la vergüenza de mis errores ortográficos (incluso me cuesta un montón tener el valor de comentar en un blog de escritura como este).
Tu post, sin embargo, me hizo ver la cuestión desde otra perspectiva. Me encantó la comparación con la caja de legos. Siento como si yo tuviera, hace tiempo, una caja con una cantidad razonable de ladrillos y siguiera me rehusando a usarla solo porque no está tan completa como la del portugués.
Las ideas del juego, del aprendizaje, del reto minimalista, del renacimiento y de huir de la autocensura me parecen muy atrayentes y liberadoras.
Voy a seguir la sugerencia del post y empezar a jugar con los legos de castellano. Quizá, con otras cajitas más.
Muchas gracias!